Hoy no os voy a hablar de ningún producto ni a dar ningún consejo para cuidar vuestra salud (no directamente por lo menos), si no que voy a aprovechar este pequeño rincón para hacer una reflexión sobre mi trabajo.
Estaba sentada pensando el tema de la entrada de hoy cuando han llamado al timbre de mi casa. Al abrir, me he encontrado con una señora, con los ojos llorosos y una expresión de desesperación en su cara. Antes de empezar a hablar me ha pedido disculpas por lo nerviosa que estaba y cuando por fin ha podido contenerse me ha contado que mañana le iban a cortar la luz porque debe dos facturas y que si eso pasaba los servicios sociales le quitarían a su hija. Me fui a la habitación y cogí todas la monedas que tenía cambiadas en la cartera, acto seguido fui a la cocina y cogí unas cápsulas de valeriana, tila y passiflora. Le expliqué a la señora que era farmacéutica, que podía fiarse de lo que le estaba diciendo, le conté como debía tomarlas y que le iban a venir muy bien para estar un poco más tranquila. Esto derivó en una pequeña charla en la que ella me contó un poco más su situación y que acabó con un gran agradecimiento por su parte.
Esto me hizo pensar en que algo así es lo que vivimos muy a menudo en las farmacias. Los pacientes vienen, nos consultan, nos cuentan...y a mi me gusta pensar que aunque sea un poco y en el terreno que me corresponde claro, intento ayudarles en todo lo que puedo. La gente suele pensar que nos dedicamos a vender cajas de medicamentos sin más, a abrir y a cerrar la caja registradora. Desde aquí me gustaría defender mi profesión porque creo que somos algo más que eso o por lo menos yo lo intento, no puedo hablar por todos.
Este vídeo es de un laboratorio farmacéutico, pero si omitimos la publicidad, refleja muy bien lo que me gustaría que la gente viese en nosotros.
Así que si tenéis cualquier problema que nosotros podamos resolver ya sabéis donde estamos, estaremos encantados de ayudar.
Gracias por la visita ;)
Ahora es cuando pensamos, qué pena no tener más tiempo para disfrutar de mis clientes. Qué pena no poder saber más de ellos, su historia, por qué han llegado hasta nuestro negocio.
ResponderEliminarSiempre es lo que más echo de menos, tiempo y si algún día descubro quién inventó el concepto "prisa", tendremos unas palabras.
Disfruta/d de lo que haces/éis porque tenéis todos los ingredientes para ello.